En la madrugada del lunes una cadena de sismos azotó el centro de Italia. El peor desde que uno irrumpió en el país hace casi 30 años, en 1980. La catástrofe impactó en la región de Abruzos, situada al noroeste de Roma, y destruyó todo lo que había sobre el nivel del mar. El pueblo más afectado fue L’Aquila. Por el momento las fatalidades anunciadas llegan a las 150, pero se encuentran alrededor de 1.500 heridos y 100 mil personas sin hogar.
Las imágenes son devastadoras. Familias enteras sin techo, muertos, desesperación. El terremoto más fuerte, de 6,3 en la escala de Richter, no dejó nada a su paso. La antesala del terrible sismo fueron dos sacudidas menores en medio de la noche italiana. Los habitantes dormían para cuando, a la 1 de la madrugada, llegó lo peor.
Al ver que los temblores continuaban por la mañana, la gente se desplazó a lugares abiertos. Ni las cúpulas de la iglesia quedaron. "Hay pánico. Hay pueblos destruidos casi por entero. Las madres, los hijos, las mujeres, hemos salido todos fuera", relató, para el diario Crítica de la Argentina, un habitante de Abruzos.
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